El dinero o la vida.
La frase que enarbola el título del presente artículo es, tristemente, célebre, sin embargo, encierra una gran enseñanza. Esta frase nos pone en la encrucijada de la elección. La cuestión derivada de lo anterior es, si la elección es realmente una encrucijada. Porque a decir verdad, nuestra vida está hecha de elecciones. ¿Qué vestiré hoy? ¿Qué desayunaré? ¿Por dónde me iré al trabajo? ¿Iré a jugar? Esas son algunas de las elecciones cotidianas, que, siendo sinceros, hacemos casi en automático. Lo interesante del caso es que todos, sin excepción, vamos construyendo nuestra vida con base en las elecciones que hacemos día a día y, más concretamente, momento a momento. Casarme, elegir un empleo, ahorrar, hacer ejercicio, estudiar una maestría, leer un libro, enojarme. Son también elecciones un poco más complejas, sí, pero al fin y al cabo elecciones. Sin embargo nuestras elecciones, de hecho todas las elecciones, encierran un “secreto”. ¡¡¡Qué suenen las trompetas y los tambores!!...